16 de abril de 2014

Josef Albers. Medios mínimos, efecto máximo

Fundación Juan March. Del 28 de marzo al 6 de julio de 2014. Web de la exposición.

La escuela Bauhaus de artes y oficios duró solamente 14 años (1919-1933). Su influencia, a través sobre todo de Norteamérica, sigue siendo abrumadora: en arquitectura, pintura, mobiliario, diseño gráfico, y en lo mejorcito del diseño industrial: relojes, estilográficas, tipografía, aparatejos variados.

La Fundación Juan March, muy centrada en "los clásicos modernos", organiza muy a menudo exposiciones de las grandes figuras de la Bauhaus: Paul Klee, Kandinsky, Moholy-Nagy... ahora le toca el turno a Josef Albers (1888-1976), que fue profesor en la famosa escuela antes de emigrar a Estados Unidos cuando los nazis, con el buen gusto que les caracterizaba, cerraron la Bauhaus por "anti-alemana".

Dentro de mi infinita ignorancia, no conocía yo al señor Albers, con lo que mi visita a la exposición ha sido fundamentalmente didáctica. Nada más entrar, me encontré con abstracciones como las que vemos colgadas en las salas 'nobles' de cualquier gran corporación, al más puro estilo mid-century como en Mad Men. En el artículo de la Wikipedia enlazado en el párrafo anterior se mencionan unos cuantos murales en rascacielos de Manhattan.

Aquí, haciendo de profeta en su tierra (póstumo, no se vuelvan optimistas sin motivo). Véanse los "Homenajes al cuadrado" más abajo.

Combinaciones de colores y formas sencillas en composiciones dinámicas pero no demasiado bruscas, movimientos o cadencias de lo más tranquilo. Las formas y los colores también refuerzan esa sensación de armonía: diedros, planos doblados en ángulo recto, muy pocas figuras curvas. Sería muy sencillo describir buena parte de sus pinturas en plan gráfico vectorial, con unas pocas coordenadas y colores.

Según avanza cronológicamente la exposición, las pinturas cada vez muestran menos elementos, hasta llegar a la enorme serie de Homenajes al cuadrado: la misma composición de cuatro cuadrados, cada uno dentro del anterior, en la que sólo cambian las combinaciones de colores. ¿Aburrido? Un poco a lo mejor sí, pero no vean con qué paz salí a la calle después de verlo...


 Uno de los muchos Homage to the Square. Éste es de 1959 y está en el Guggenheim, que tiene una web excelente.

Otra serie que me llamó la atención, Never Before, repite la misma composición geométrica sencilla, también cambiando únicamente los colores. En este caso, la relación de luminosidad se mantiene, cambiando los tonos, de tal forma que si viésemos todos los cuadros en blanco y negro serían extraordinariamente parecidos: los buenos fotógrafos en blanco y negro son capaces de ignorar la tonalidad para percibir ese tipo de relaciones de luminosidad. No es casualidad que Albers fuera un gran estudioso del color.

Josef Albers. Parte de la serie Never Before (1976)

La exposición también contiene unas pocas piezas de mobiliario. Una de ellas, Armlehnstuhl ti 244, de 1928, es sorprendentemente similar a la silla/tumbona Poäng de Ikea, tan deudora de la Bauhaus. Y tan barata.

Si pasan por Madrid, no dejen de ver esta exposición. Como lección de estética de la forma y el color, no tiene precio.